Lo que sí es cierto es que aquí la cultura del té se ve por todas partes. Venden kettles (teteras) hasta en las farmacias, en las oficinas hay té gratis en cada esquina y los paños de cocina de toda la vida se llaman tea towel (toalla de té).
Y os preguntaréis, si el té está tan extendido, ¿hay hueco para el coffee? Pues lo que viene siendo coffee tal y como lo entendemos en España aquí no hay. En su lugar hay
Temas lingüísticos aparte, lo que de verdad no existe por estas tierras son los bares/cafeterías en los que tomar un café-sin-más. En su lugar, están muy expandidas tres o cuatro franquicias tipo Starbucks en las que venden todo tipo de bebidas-lorzas-de-millones-de-sabores-en-las-que-lo-que-menos-importa-es-el-café, así como pastelitos típicos british que (ver foto anterior) generalmente lucen mejor que saben -me han contado-. Una de estas cadenas es el café Nero, que va de italiana pero en el fondo sirve (como el resto) cubos de café bien british.
Aunque sin ninguna duda, la más mítica de todas es el Costa. Fue fundada en Londres y probablemente ése sea el motivo de que te la encuentres en cualquier place. Desde aeropuertos hasta en los interiores de las tiendas, pasando por las cafeterías internas de las empresas. Una plaga!
Pero bueno, que aunque aquí no puedas entrar en cualquier sitio a tomarte un café-con-leche de máquina de toda la vida, como os podéis imaginar poco a poco te acostumbras y terminas entrando por el aro. O lo que es lo mismo, haciéndote la tarjeta de cliente asiduo del Costa, para que así te regalen 1 bebida de cada 10. Y además, hay a quien no le importa mucho vivir en el país de los cafés aguados, ya que la solución es fácil: Darse al té. Hacerse hierbas y conseguir una cajita especial para almacenar cuantos más tipos de té mejor. ¿Os suena?
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