Despedidas con ellipsis

Posted: lunes, 11 de marzo de 2013 | Publicado por Bgo | Etiquetas: ,
No me quiero poner modo hierbas filosófica, pero es cierto que siempre, cuando llega un cambio, hay un inicio y un final. En este caso, el inicio está claro: nuevo trabajo, nuevo país, nueva casa, nuevo compañero de piso, nuevo clima (oh cielos, de verdad no va a parar de llover?)… Y el final, pues en estos días de despedidas poco a poco una se va dando cuenta de lo que deja atrás.



Por un lado, toca despedirse de la terracita de castillo de Arévalo, con sus puestas de sol y sus grandes ratos de batidos/bocadillos en la terraza. Con el piso también dejo a mis compis (en realidad a la Rouse, que la Ux se viene de aventura a UK!), con las que he compartido más que un hogar (siestas de Mujombres, telediarios con Hilario, ratos de escalera esperando al aire acondicionado, visitas al Hermanos y al Paricoche, baños en la piscina a las 2 de la mañana, conversaciones nocturnas, “mañana-a-las-7-voy-al-gym-fijo”, despertares con campanadas/cacerolas,…).


En el tema familia, no me despido de nadie porque eso se queda pá siempre. Eso sí, echaré de menos todas las #KedadasFuentes madrileñas que me salte, con sus pelos mojados, sombras y adjuntos varios.


También dejo aquí a Mile y sus conciertos. Dice que me ha enseñado casi todos los sitios guays de Madrid que conozco (casa Toni, heladería al peso, el vinos…), y puede que esté en lo cierto, pero no se lo digáis. Por cierto, en este caso no hay problema, porque antes de irme me he asegurado de que se compre un piso chulo con varias habitaciones para tener dónde quedarme cuando vuelva a la capital. De hecho, en la foto nos tenéis haciendo un poquito de mudanza. Esto es, peleándonos con el ascensor  (primero-fue-el-ascensor-y-luego-el-coche) para que no se cierre mientras bajamos una silla de oficina.



Del trabajo en sí no me despido, pero sí de unos grandes compañeros amigos que me han enseñado más de lo que yo les he dado. Aquí se quedan los pinchos de los viernes (ver-fotos-de-los-mega-regalos-que-me-han-dado-y-que-pienso-poner-en-mi-nueva-casa-nada-más-llegar) y buenos momentos rodeados de angry birds, chocolates de máquina, horóscopos matutinos, cobras, graduados de primer y segundo año, juegos de pistas en los días de cumple, robos varios y en general el buen rollito que hace los que los lunes por la mañana no te desagrade del todo el ir a la oficina. 



Y de Madrid en sí, echaré de menos algunos lugares míticos como el Alfonso (Vinos, en calle Sagasta nº 2). Un muy recomendable y auténtico bar-de-viejos castizo con el mejor vermut casero que he probado nunca (dato-relevante-teniendo-en-cuenta-que-no-me-gusta-el-vermut) preparado por el crack  Alfonso (el del medio en la foto). [Por cierto, tengo que comentar que si mi aventura en la empresa privada falla, siempre tendré la opción de hacerme emprendedora y continuar el negocio y la tradición de Alfonso (con el que ya he entrado en negociaciones sobre el tema alguna noche)]



Bueno, éste es sólo un resumen de las cosas de las que tendré morriña cuando esté en britishlandia, pero lo cierto es que las añado al saco de buenos recuerdos y mejores momentos que ya me traje en su día cuando me mudé a la capital. Por cierto, que quiero aprovechar para comentar que mi objetivo es volver en dos/tres años a España, para así cerrar este blog empezar un nuevo ciclo (lo sé, probablemente en 2/3 años me ría de esto). El caso es que con esto en mente, cambio el sabor triste de las despedidas por ilusión, porque (con permiso del maestro Sabina) en este caso al punto final de los finales, (sí) le siguen dos puntos suspensivos.

1 comentarios:

  1. Q dijo...
  2. ¿Tas parao a pensar que esta entrada también puede escribirse en pasiva? Anda, lárgate ya y no des la vara.

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